viernes, 7 de diciembre de 2007

El extraño caso de los castores invasores

Curioso ejemplo que podría abrir un debate sobre el futuro de esta población estable de roedores semiacuáticos. Estamos ante lo que uno no sabe si calificar de buena o mala noticia. Yo diría que es un quebradero de cabeza, provocada por una organización "ecologista", según dice el biólogo Juan Carlos Ceña que, en 2005, estudiando las poblaciónes de visón europeo en los márgenes del río Aragón, detectó troncos roídos. Según cuenta El País, "en los municipios de Milagro (Navarra) y Alfaro (La Rioja) hallaron "tala de árboles, restos de forraje, pisadas, madrigueras, toboganes, excrementos y marcas de castoreum [su secreción olorosa]", según el estudio que publicó en la revista de la Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos (Secem). Los troncos estaban cortados, afilados como un lápiz, como en un dibujo animado".

Por una parte, podríamos pensar que es una buena noticia: ¡un animal de tanta importancia ecológica como el desaparecido desde el s.XVII ha vuelto a la Península como el Castor fiber* ha vuelto a la Península! Hablamos de un animal protegido en toda la Unión Europea, y que desapareció por culpa de la caza, pero...

No llegó de forma natural. En 2003 unos "ecologistas" robaron una serie de castores criados en cautividad en Baviera (Alemania) y los soltaron, no sólo en el Río Aragón (donde han colonizado hasta 60 kilómetros) sino también en Galicia.

El problema es el siguiente: los Gobiernos de Navarra y La Ríoja están preparando un plan para exterminar esta población con la razón de que ha sido introducida de forma articifial: son castores sin papeles, como relata El País. Miguel Urbiola, director de Medio Natural de La Rioja, explica que "No podemos tolerar este precedente. Si no erradicamos esta colonia cualquier ecologista podrá soltar los animales que quiera. No podemos mirar para otro lado y el resto de comunidades está de acuerdo", si bien reconoce que "Si hubieran cruzado los Pirineos, no tendríamos nada que decir más que alegrarnos".

Por otra parte, está una asociación ecologista belga llamada Les Pays des Castors, que dice que "da igual si fueron liberados o si llegaron de forma natural. Es una especie protegida que hace siglos crió allí y el Gobierno debería alegrarse".

La actitud de los Gobiernos sólo es entendible desde un punto de vista: quieren demostrar a este tipo de grupos mal llamados ecologistas que la suelta de especies ajenas a un ecosistema es algo que no merece la pena.

Vía meneame, noticia de El País.

*ACTUALIZADO: he consultado el asunto con Pedro Galán, y me ha comentado que todavía no hay pruebas de que la especie de castor liberada sea Castor fiber (europea), aunque dado que el presunto grupo implicado en ello es uno ecologista belga, es la hipótesis más probable. No obstante, dado que no se han encontrado ejemplares (únicamente restos) es posible que se trate de su pariente americano, el Castor canadensis (se cría en granjas), que se diferencia del europeo en su tamaño ligeramente más grande y su cola más ancha.

Cuando le pregunté por su opinión acerca de este tipo de reintroducciones de especies, se mostró partidario de ir "caso por caso", ya que muchas veces, al reintroducir el ser humano otro animal en un hábitat, el resultado suele ser negativo.

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